¿Es normal volverse más sensible a los sonidos a medida que envejecemos?
Los años pasan y el cuerpo es testigo fiel del desgaste natural que sufren cada una de sus partes. Y el oído no es la excepción, porque, entre otras cosas, puede disminuir la agudeza auditiva, dificultarse la comprensión del lenguaje hablado, existir trastornos del equilibrio, etc.
Un estudio canadiense reciente encontró que, además, con el envejecimiento nuestros cerebros se vuelven más sensibles a los sonidos.
Cambios asociados con el envejecimiento
Con el paso de los años el cuerpo va sufriendo cambios cada vez más significativos. Los más evidentes son los anatómicos, pero los más importantes son aquellos que se producen en el funcionamiento de diferentes órganos y sistemas del organismo.
Es importante mencionar tres características del envejecimiento humano:
– Universalidad: afecta a todos.
– Gradualidad: deterioro paulatino de las capacidades.
– Variabilidad: cada individuo envejece de una forma única y a un ritmo individualizado.
Si bien el paso de los años puede afectar a los cinco sentidos, por lo general la audición y la visión son los más afectados y repercute de modo negativo en la calidad de vida de las personas.
El desafío particular para los adultos mayores es la gran cantidad de cambios y transiciones, y la capacidad de adaptación a esas transformaciones es la mejor garantía para envejecer bien.
El envejecimiento afecta la sensibilidad a los sonidos
Un estudio realizado por neurocientíficos de la University of Western Ontario en Canadá y publicado en la revista científica “Journal of Neuroscience”, demostró que los jóvenes y los adultos mayores tienen una percepción muy diferente de los sonidos.
Los investigadores examinaron las respuestas de la corteza cerebral auditiva de participantes voluntarios de entre 20 y 60 años, y encontraron diferencias en las respuestas a los sonidos suaves y a los fuertes. La principal conclusión fue que las personas mayores no se adaptaban tan bien al entorno sonoro.
El investigador Björn Herrmann, uno de los autores del estudio, comentó: “Analizamos a individuos jóvenes y a personas mayores con audición normal desde el punto de vista clínico y nos fijamos cómo la edad afectaba la habilidad del cerebro para adaptar su sensibilidad a distintos niveles acústicos. Lo que observamos fue que los individuos mayores no se adaptaban con la misma facilidad al ambiente sonoro”.
Las personas mayores son más “sensibles” a los sonidos
El estudio reveló que cuando los jóvenes se encuentran en un ambiente ruidoso, sus cerebros se vuelven menos sensibles a los sonidos relativamente suaves. Esto les permite escuchar los sonidos importantes (como un rasgueo de guitarra) sin distraerse con los sonidos irrelevantes.
Por el contrario, los investigadores descubrieron que las personas de más edad se vuelven muy sensibles a los sonidos, escuchando tanto los sonidos de baja intensidad como los fuertes, sin la capacidad de ignorar o desconectar la información auditiva irrelevante. De este modo, la experiencia individual cambia completamente, y no para mejor, experimentando desafíos auditivos.
Refirió el investigador Herrmann: “Cuando el sonido ambiente es alto, la actividad cerebral de los jóvenes pierde la sensibilidad hacia los sonidos bajos porque estos no son tan importantes. Las personas mayores, en cambio, mantienen su grado de sensibilidad hacia los sonidos de relativa baja intensidad, aunque en ese momento no sean relevantes”.
Sonidos molestos y desagradables
El estudio sugiere que la sensibilidad excesiva a los sonidos es una de las razones por las cuales los adultos mayores pueden encontrar que ciertas situaciones, como un restaurante ruidoso, son una distracción desagradable. También explicaría por qué es posible encontrar que algunos sonidos son más molestos.
Una de las propiedades fundamentales del sistema auditivo es precisamente poder adaptarse con rapidez a cualquier entorno en el que se encuentre la persona. Si ya no se puede conseguir esto en cada situación la experiencia resulta desagradable y la persona mayor se ve rodeada de sonidos molestos.
Ya se están realizando más investigaciones con escaneos cerebrales en la University of Western Notario, para comprender cómo la hipersensibilidad a los sonidos en la corteza auditiva de las personas mayores afecta los cambios neurofisiológicos en otras regiones del cerebro.
La mejor manera de entender y conocer a nuestros mayores es informándonos sobre las características de la tercera edad. Conocer qué cambios pueden darse y sus consecuencias puede resultar de suma utilidad.
Fuentes
Hear-it.org – 4/06/19
Blog “Quiero Oír” (Danavox) – 13/06/19
Western News – 21/08/18
The London Free Press – 21/08/18
Tinnitus & Hearing Center – 30/07/19
MedlinePlus
Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos
011 4370 9600